sábado, 19 de julio de 2014

Breve historia de la pólvora y la artillería

1. No, no se sabe quien descubrió la pólvora (nitrato potásico o cálcico según la época + azufre + carbón) ni por qué ni el tiempo que hacía ese día. Como tampoco sabemos y probablemente nunca lo hagamos quién la introdujo en Europa ni cuando ni dónde. Sobre todo porque muy posiblemente el descubrimiento tuvo lugar en muchos sitios por diferentes personas en distintos momentos. A grandes rasgos hemos llegado a saber que en la China del siglo XI se usaban ya cañones (ver punto 2), que en el siglo XII ya hay reproducciones en miniaturas de cañones en Europa, y que en el XIV aparecen ya con cierta dispersión y claridad en los documentos. Nada parece indicar que en el asedio de Niebla de 1261 se usarán cañones (ver punto 2).
2. Lo que conocemos por “cañón” es un arma pirobalística de la familia de la artillería que usa como propelente la pólvora y como fuerza impulsora los gases resultantes de la deflagración de la misma. A un listo medieval se le ocurrió esto que a nadie se le había ocurrido antes, usar la pólvora para impulsar un proyectil. Antes la pólvora u otras sustancias incendiarias, como el fuego griego, se habían usado para lanzarlas mediante maquinarias diversas y dar por saco, pero siempre neurobalísticas, como la torsión o el contrapeso. Nadie la había usado como sustancia impulsora.
3. Como un cañón es un tubo puede cargarse por la boca (avancarga) o por la culata (retrocarga). Los primeros cañones utilizaron el primer sistema, y sabemos que estaban en uso a finales del siglo XIII. Este sistema tenía el inconveniente de que había que fundir el cañón en una sola pieza, para lo cual la metalurgia no estaba lo suficientemente desarrollada y se generaban numerosos fallos, y además era muy difícil hacer piezas de gran calibre.
Ya en el siglo XIV se opta por el segundo sistema, salvo para la artillería de bronce que siguió con el primer sistema. Se desarrolla lo que es el clásico cañón medieval de hierro. Una serie de láminas longitudinales aseguradas con anillas transversales y con una recámara extraíble (una pequeña cazoleta) en la que se introducía la pólvora. A principios del siglo XV se desarrollan las gigantescas bombardas con calibres y pesos absolutamente desmesurados.
4. Los medievales se dieron cuenta de que un cañón con una recámara de trescientos kilos que había que “atornillar” al tubo cada vez... que disparaba tres o cuatro veces al día y mal, y que nadie se atrevía a disparar porque tenían tendencia a reventar (debido a la mala forja y escasa estanqueidad), no servía para nada. Entonces a otro listo se le ocurrió hacer los cañones mucho más pequeños pero hacer muchos más. Además, progresivamente se fue volviendo a la avancarga, lo que los hacía más seguros, rápidos y certeros. Y ahora los cañones si empezaron a hacer daño de verdad, de tal modo que desde mediados del siglo XV las antiguas fortificaciones medievales tuvieron que replantearse su función y morfología hasta tal punto que los castillos medievales terminaron por desaparecer sustituidos por las fortificaciones abaluartadas propias de los estados modernos.

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Cantabria  - La Cavada - Cañón del Fuerte de San Carlos

5. Los artilleros se convirtieron en un cuerpo especializado y muy prestigioso durante el siglo XV. Para finales de siglo, los principales arquitectos italianos demostraban su valía principalmente en el ámbito de la arquitectura fortificada. Miguel Ángel se consideraba a si mismo más que escultor o pintor un ingeniero militar. Hoy sabemos que algunos maestros artilleros castellanos influyeron en artistas italianos como Da Vinci, y que sus realizaciones en arquitectura militar eran de las más avanzadas del momento.
El hecho de que los maestros castellanos fueran ante todo militares y desarrollaran su trabajo ante la premura de los cañones y los asedios, y por tanto no tuvieran tiempo de desarrollar sus ideas en extensos tratados o minuciosos dibujos (tampoco tenían que “vender” sus trabajos como los italianos), ha impedido hasta hace poco una justa valoración de su trascendencia.
6. No obstante lo dicho, hay numerosas anécdotas que ponen de manifiesto como los procesos casi nunca son lineales y las realidades teóricamente obsoletas pueden resucitar si se dan las circunstancias. Durante la invasión española del México azteca, estando Cortés apurado por la falta de munición, alguien se prestó a fabricar un trabuco. Una antigua máquina de contrapeso que había dejado de usarse hacía casi medio siglo, pero que alguien todavía recordaba haber visto construir en la lejana Extremadura de su infancia. Se fabricó la máquina y disparó en efecto, pero el bolaño describió una vertical perfecta ante la cara de susto de los presentes, cayendo exactamente sobre la máquina.

Sobre lo de que los cañones dejaron obsoletos a los castillos medievales es una buena cura ir a ver el Castillo de Belalcázar en Córdoba, donde impactó en 1937 un proyectil de artillería de campaña, el cual apenas arañó unos pocos sillares de la recia torre del homenaje en que impactó la cual, a su bola, a tenor de lo que se ve, pasa mucho, como pasaba en su época, de los cañones y de los nuevos tiempos.

2 comentarios:

  1. Es posible que tengas razón si bien yo le achaco su descubrimiento hacia el año 1000 por los chinos para fuegos artificiales. Así las cosas la pólvora y su uso militar no deja de ser importante en tanto en cuanto se descubrió el cañón estriado. Con esto la bala era capaz de ser dirugida a voluntad del tirador y no a bocajarro como salía hasta entonces. En no poco el descubrimiento de este tipo de cañón colaboró al uso de uniformes de camuflaje cambiando por completo la indumentaria del soldado. Adiós pues al vistoso uniforme de rojo, verde y azul para dar salida al mimetismo y al francotirador.

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  2. Estoy completamente de acuerdo contigo

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