domingo, 18 de enero de 2015

El calendario republicano francés

La Asamblea Nacional de la Revolución Francesa, con el entusiasmo por lo que creían que constituía el inicio de una nueva era, trató de romper las ataduras con el orden antiguo. Una de las principales decisiones consistió en unificar las medidas de longitud y, dependiendo de éstas, las de superficie, volumen y masa. La comisión encargada de definir el nuevo sistema de unidades, de base decimal, estaba formada por científicos de la talla del químico Lavoisier, y de los astrónomos y matemáticos Lagrange y Laplace. La vocación de universalidad del nuevo sistema les llevó a adoptar como a referente algo que pudiera ser considerado como propio por toda la humanidad, las dimensiones de la Tierra. Para efectuar las medidas más precisas de nuestro planeta se comisionó a dos científicos, Delambre y Méchain, para que calcularan con exactitud la distancia entre París y Barcelona y, a partir de dicho cálculo, la longitud del meridiano terrestre. Gracias a la tarea realizada por ambos grupos, unos años más tarde se definió la unidad fundamental de longitud, el metro, como la diez millonésima parte de la distancia entre un polo y el Ecuador.
Mientras tanto, las conspiraciones del rey Luis XVI para acabar con la Asamblea habían propiciado un golpe de estado que llevó a la deposición del rey, la convocatoria de elecciones y la proclamación de una nueva Asamblea de carácter constituyente llamada Convención. La Convención derogó la constitución de 1791, abolió legalmente la monarquía y fundó la I República francesa.
Así como la Asamblea había adoptado el sistema métrico decimal y comisionado a unos científicos para definir las unidades de medida del espacio, la nueva Convención propuso la creación de un nuevo calendario adaptado al sistema métrico decimal. Con ese objetivo se creó una comisión, integrada por astrónomos y matemáticos -Laplace entre ellos- y presidida por el diputado Gilbert Romme, profesor de matemáticas. La comisión decidió volver a numerar los años, de tal manera que la nueva Era empezaría en el momento en que se instauró la I República francesa, el 22 de septiembre de 1792, que sería llamado Año I (¡otra vez el error de Dionisio el exiguo!), y el inicio de cada año correspondería al equinoccio de otoño. También se decidió sustituir el sistema cristiano de agrupar los días en semanas y meses cambiantes por otro que se ajustara al sistema decimal, así como cambiar los nombres tradicionales de meses y días.
Como el año tiene 365 días, al tratar de hacer divisiones coherentes con el sistema decimal, se llegaba a un callejón sin salida: o bien se optaba por 10 meses de 36 días o bien por 12 meses de 30 días, es decir, que si una de las divisiones se ajustaba al sistema decimal (10 meses o 30 días), la pareja correspondiente no lo hacía (36 días o 12 meses). Aun así, cualquiera que fuera la decisión, siempre sobrarían 5 días (y 6 los años bisiestos). La solución finalmente adoptada fue que el año constaría de 12 meses, todos de 30 días y agrupados en 3 décadas, con cinco (o seis) días especiales al final del año.
Del mismo modo que la medida del espacio venía legitimada por tener a la Tierra como referente, los nombres de los meses habrían de basarse en otro aspecto que consideraban común, los fenómenos climáticos, que ellos llamaban “la Naturaleza”. Así pues, la comisión presidida por Romme basó su propuesta en dos pilares: la Naturaleza como legitimidad y el sistema métrico decimal como efectividad. Y, de manera similar a como el emperador Carlomagno había intentado mil años atrás, los meses ya no llevarían los nombres de dioses y emperadores romanos, sino que registrarían el paso natural de las estaciones... en la región parisina.

Los nombres de los meses.
Para asignar los nuevos nombres a los meses se escogió al poeta Fabre d’Eglantine, autor del celebrado poema “Il pleut, il pleut bergère”.
Los criterios que adoptó fueron los siguientes:
Los tres meses de cada estación tendría la misma terminación:
 - El otoño acabaría en -ario, de sonido grave y medida mediana.
 - El invierno en -oso, de sonido pesado y medida larga.
 - La primavera en -al, alegre y breve.
 - El verano en -oro, sonoro y de medida larga.
El resultado fue un calendario en que los meses tenían los siguientes nombres:
1
Vendimiario
22 de septiembre
la vendimia
2
Brumario
22 de octubre
las nieblas
3
Frimario
21 de noviembre
las heladas
4
Nivoso
21 de diciembre
las nieves
5
Pluvioso
20 de enero
las lluvias (del latín pluviosus)
6
Ventoso
19 de febrero
los vientos
7
Germinal
21 de marzo
La germinación (del latín germinare)
8
Floreal
20 de abril
la floración (del latín floreus, en flor)
9
Pradial
20 de mayo
los prados
10
Mesidor
19 de junio
la siega de las mieses
11
Termidor
19 de julio
el calor (del griego therme, calor)
12
Fructidor
18 de agosto
los frutos
Finalmente, al 5 de octubre de 1793 le siguió el 14 de Vendimiario del año II.

calendario republicano francés
Calendario repúblicano

Los nombres de los días.
Una vez sustituida la semana por la décade se quiso dar a cada uno de los días el nombre de los grandes prohombres de la libertad; sin embargo, la proposición fue rechazada por dos motivos: sería difícil llegar a un consenso, y en caso de hacerlo se corría el peligro de transformarlos en semidioses. Al final, a cada día de la semana se le atribuyó un nombre numérico latín, en lugar de los tradicionales dedicados a los planetas, el Sol y la Luna.
A los cinco días que quedaban fuera de los meses se les asignaron los siguientes nombres, de carácter edificante: les vertus, le génie, le travail, la opinion y les récompenses; si el año era bisiesto, el nuevo día era llamado Sans-culottide y, como los anteriores, se dedicaba al descanso y a los deportes.
Pero, fueran los que fueran los nombres de los días, el hecho es que sólo había una jornada de descanso cada diez días, es decir, una menos por mes, lo que no deja de ser sorprendente, ya que un gobierno pretendidamente revolucionario y popular hacía trabajar más al pueblo.

La división de las horas.
Durante los años de la Convención no sólo se libraba una guerra de monárquicos contra republicanos, y de los ejércitos extranjeros contra los de la Convención; también se daba otro tipo de conflictos internos, como los protagonizados por los reformistas de la Gironda contra los radicales de la Montaigne, o por los partidarios del 10 y el 100 como formas de dividir el tiempo (con Laplace como adalid) y quienes querían mantener el 12 y del 60 (que tenían en Condorcet su campeón y máximo celador).
Los defensores a ultranza del sistema métrico decimal defendían que el día se había de dividir en 10 horas, cada hora en cien minutos y cada minuto en 100 segundos. Pero, claro, eso suponía que había de fundir todos los relojes, sustituir los carillones de cada torre y campanario... imposible.
Para llegar a un equilibrio entre los grupos enfrentados, se llegó al acuerdo que las semanas se harían de 10 días, décadas, pero que los días continuarían teniendo la antigua división en 2*12 horas, y las horas sesenta minutos.
Todo este sistema de contabilizar el tiempo duró hasta 1804, en que Napoleón, el nuevo emperador, decretó su abolición y la vuelta al calendario gregoriano.

martes, 30 de diciembre de 2014

¿Y si la Alemania Nazi hubiese ganado la segunda guerra mundial?

 ¿Y si la Alemania Nazi hubiese ganado la segunda guerra mundial?

Ello fue posible durante bastante tiempo. En noviembre de 1941, Hitler estuvo cerca de conquistar Moscú (alcanzó los suburbios) y de bordear por entero el rio Volga, desde su nacimiento (a donde llegó), hasta su desembocadura (que estuvo a punto de conseguir). La publicación alemana Der Spiegiel recoge las hipótesis de varios historiadores rusos, según los cuales, la batalla de Moscú cambió el rumbo de la guerra. Esta derrota nazi mostró al mundo que era posible vencer al Tercer Reich: especialistas en ‘historia ficción’ admiten que el mapamundi sería muy diferente si la victoria se hubiera decantado para el otro lado.
La Inglaterra de finales de 1941 podía lanzar la toalla de un momento a otro; Churchill dependía de su estado ánimo y del de su público. El público inglés intentaba aún, en 1941, mantener el tipo. Pero estaba ya cansado. La conquista de Rusia por Hitler, liberando así a toda la Luftwaffe, hubiese terminado aplastándole. Estados Unidos, ocupados en Asia, no hubiesen entrado en otra guerra en Europa, en aquellas circunstancias. El conflicto militar Estados Unidos-Hitler no hubiese tenido lugar, a pesar de la actitud belicista de Roosevelt.
¿Y qué mundo hubiese resultado de una victoria nazi, aunque solo fuera parcial? Evidentemente el mundo hubiese quedado, como quedó, dividido en compartimentos estancos. Solo que en lugar de dos, hubiesen sido más. Los nazis hubieran sido los amos y señores del suyo, Europa, Oriente Próximo y el norte de África, los comunistas de su porción de la URSS, y los norteamericanos de América y el Pacífico. ¿Y Japón? Pues dependiendo del momento en el que se hubiese firmado la paz, o hubiese quedado como señor de Asia excepto la India británica, o como el “satélite” de los EEUU en que quedó convertido tras 1945.

Alemania Naz ganado segunda guerra mundial

Al acabar la guerra, se hubiese dado un primer paso: muchos emigrantes de origen alemán habrían retornado a Europa. Y para liberar espacio para ellos, Hitler habría deportado a cerca de 30 millones de habitantes de Europa Oriental a Siberia. Mientras la autoproclamada élite disfrutaba de la vida en la “Riviera” alemana, en Siberia morirían millones de esclavos que trabajarían allí para garantizar su bienestar. Burleigh llegó a semejante conclusión, al restaurar el famoso Generalplan Ost, un plan secreto nazi de genocidio y limpieza étnica elaborado entre los años 1940 y 1942.
Sin embargo, tampoco los problemas hubieran sido los mismos. Por ejemplo, Alemania se hubiese tenido que enfrentar a un problema que sencillamente no existió en 1945 tras la victoria aliada: el mestizaje de la población aria con los pueblos conquistados. Algo que nos puede parecer ridículo, pero que en absoluto lo era para los nazis.
Otro gran problema al que se hubiesen tenido que enfrentar los nazis en su área de influencia hubiera sido, sin duda, los efectos del nacionalismo exacerbado inherente a su ideología. Al contrario que en el bloque soviético o capitalista, los “aliados” de los nazis, tarde o temprano, hubiesen terminado por enfrentarse entre ellos por tierras en disputa. Ya en 1940 rumanos y húngaros estuvieron a punto de ir a la guerra dentro de la guerra por la Transilvania.
Y aún con este clima de inestabilidad política, el peor frente al que se hubiese enfrentado los nazis, hubiera sido, con mucha seguridad, el económico. La economía nazi estaba rígidamente planificada, no tanto como la soviética, pero sí mucho. Además, la mano de obra barata, sino esclava, proveniente del Este, necesaria durante la guerra, hubiese terminado por hundir a la economía de la paz.
Estados Unidos no sería la superpotencia que es ahora: No tendría el poder militar que tiene ahora porque Europa con Alemania al mando no se lo hubiese permitido (algo así como lo que ahora pasa con Irán o Pakistán). EEUU tendría que estar en buenas relaciones con Alemania, quizá una especie de “guerra fría”; muchas empresas y corporaciones americanas como la Standard Oil, ITT, General Motors, y clanes como el clan Rockefeller apoyaban tácitamente a Hitler (tomado del libro “Hitler ganó la Guerra” de Walter Graziano).
No existirían conflictos en Oriente Medio, o al menos no se daría una situación tan explosiva: No hubiese habido estado de Israel, en consecuencia no se habría favorecido el fundamentalismo, ni habría el importante número de musulmanes resentidos con Occidente y con ganas de expulsar a los judíos. Esta zona del mundo viviría en paz, o al menos no esa situación en la que está hoy día.
No hubiese existido la guerra fría ni la expansión del comunismo: Tras el triunfo de las potencia de “El eje”, la Unión Soviética se hubiese quedado sola y probablemente se rendiría antes que tener que estar rodeada por alemanes y japoneses en dos amplios frentes en una guerra de desgaste, por tanto el comunismo hubiese acabado por ceder y habría perdido mucha fuerza; quizá los japoneses aliados de los alemanes hubiesen hecho lo mismo con China, con lo que es posible que no hubiese habido República Popular China. Nada de Muro de Berlín ni Guerra Fría y seguramente tampoco Fidel Castro ni Hugo Chávez.
El orden social mundial tendría unas pinceladas de fascista, una sociedad más estricta con mayores controles, quizás positiva para evitar la criminalidad, la delincuencia, la corrupción…, pero por otro lado se perderían bastantes libertades como la de expresión.
Los países beneficiados: Alemania y Japón serían las superpotencias mundiales, también se hubiese beneficiado mucho Italia y España (simpatizantes de Hitler) que estarían entre las principales economías.
 
Los países perjudicados: difícilmente saber cuáles hubiesen sido probablemente muchos y los de razas denominadas por las nazis inferiores, países pobres con débiles ejércitos no les hubiese quedado otra que al fin rendirse y unirse antes que ser masacrados. Probablemente para los países del tercer mundo la situación sería parecida, solo que en vez de tener influencia de Estados Unidos tendrían la de Alemania.

lunes, 8 de diciembre de 2014

La desconocida España del Siglo XVIII (2ª parte)


La política exterior
Durante el siglo XVIII, España, en política exterior, se dan los frutos de la Guerra de Sucesión Española (1700-1714) que terminó con la imposición del tratado de Utrech de 1714. Pero la negativa a revisar las condiciones del tratado llevó ya en 1717 a la ocupación de Sicilia y Córcega por tropas españolas cundiendo la alarma en toda Europa y organizándose la “Cuádruple Alianza” de Inglaterra, Holanda, Francia y Austria todos contra España: la flota inglesa derrotó a la escuadra de transporte española en la batalla naval del cabo Passaro de la costa italiana en 1718 a lo que se respondió con el desembarco en Escocia de un batallón de infantería de marina española de 300 soldados al mando del noble jacobita George Keith décimo conde Mariscal y 2.000 mosquetes que desató la rebelión de los highlanders de Rob Roy y la batalla de Glenshield (1719), a la que siguió la bancarrota de Inglaterra y Francia de 1720 que les obligó a pedir la paz ese mismo año debiendo reconocer de nuevo a España como potencia internacional miembro de la ahora “Quíntuple Alianza” y los derechos de los infantes Felipe y Carlos de España sobre los ducados de Parma y Toscana en Italia. Así terminó la “Guerra de la Cuádruple Alianza” (1717-1720) con España como clara vencedora del conflicto.
Tras esta presentación España vuelve al “Gran Juego” con dos objetivos: recuperar el control de Italia y proteger las colonias de la América española. Con este fin la corona interviene en cada conflicto europeo del siglo XVIII: con la “Guerra de Sucesión Polaca” (1733-1735) tropas españolas desembarcan en Nápoles y al mando del conde de Montemar aplastan en la batalla de Bitonto (1734) al ejército austriaco del virrey imperial Belmonte firmando Francia ese mismo año el “primer pacto de familia” y siendo reconocido el infante Carlos de España como rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia. En el Mediterráneo se pone fin a la piratería berberisca con la conquista de Orán en 1732 por el almirante don Blas de Lezo y el bombardeo de Argel en 1783 por el almirante Barceló. En el Caribe la lucha de los guardacostas españoles contra el contrabando y la piratería ingleses en el Caribe degenera en la “Guerra de Asiento” o “Guerra de la Oreja de Jenkins”  (1738-1748) que culmina con el desastre británico del almirante sir Edgard Vernon y el general Thomas Wentworth en el ataque a Cartagena de Indias (1741) frente a la defensa española del almirante don Blas de Lezo y el virrey don Sebastián Eslava, empalmando con la “Guerra de Sucesión de Austria” (1740-1748) en la que Francia firma el “segundo pacto de familia” en 1743 y las tropas españolas del marqués de la Mina y francesas del príncipe Conti derrotan en la batalla de Madonna del Olmo (1744) cerca de Turín al ejército del rey Carlos Manuel de Cerdeña y Piamonte confirmando al infante Felipe de España como duque de Parma completando el control español sobre la península italiana. Pero no todo fue siempre bien. Cuando empezó la llamada “Guerra de los Siete Años” (1756-1763) la corona española prefirió una política de neutralidad, pero los constantes ataques británicos a la navegación comercial española llevaron finalmente al “tercer pacto de familia” con Francia en 1761 y a la entrada en la guerra en 1762: ese mismo año Gran Bretaña asaltó la Habana en Cuba y Manila en las Filipinas pero las tropas españolas invadieron Portugal, así que al firmarse la “Paz de París” al año siguiente ambas ciudades fueron devueltas a cambio de la entrega de Florida… aunque España consiguió de su aliada Francia en América la Louisiana con su capital Nueva Orleáns. De todas formas España se preparó para devolver el golpe.

La desconocida España del Siglo XVIII (2ª parte)
Granaderos españoles y el batallón de La Habana
durante la Batalla de Pensacola.
La “Guerra de la Independencia Norteamericana” (1776-1783) permitió la nueva intervención: desde el inicio de la rebelión la corte española financió y abasteció a los rebeldes con comida, ropa, armas y pólvora desde sus territorios en la Louisiana. En 1779 ya oficialmente en guerra las tropas españolas del general don Bernardo de Gálvez limpiaron de ingleses el Missisipi con la conquista de los fuertes británicos de Manchac y Baton Rouge ese mismo año, transformando el río de una ruta de contrabando a una de abastecimiento a gran escala a las fuerzas continentales, culminando la campaña americana en 1781 con las rendiciones británicas del general John Campbell en Pensacola recuperando Florida y en Europa la del general James Murray ante el conde de Crillón recuperando la isla de Menorca. Sólo Gibraltar consiguió resistir y siguió en manos británicas. Por la “Paz de Versalles” firmada el 3 de septiembre de 1783 Inglaterra tuvo que reconocer tanto la independencia de los recién nacidos Estados Unidos de América como su derrota frente a España y Francia.
En 1788 fallece el rey Carlos III y sube al trono su hijo Carlos IV, heredando una corona española próspera y respetada como potencia internacional. Esa será la España que entrará en crisis durante su reinado tras la revolución francesa de 1789, y que la invasión napoleónica de 1808 a 1814 arrasará hasta los cimientos.

Bibliografía:
- “La España del siglo XVIII” Roberto Fernández Díaz. Editorial Anaya (1990)
- “Historia de España, tomo VI. Los Borbones hasta 1845” Varios autores, Club internacional del libro (1987).
- “Atlas Histórico Mundial, Vol. 1 y 2” Hermann Kinder y Werner Hilgemann. Ediciones Istmo (1990)
- “La España de los Borbones. Las reformas del siglo XVIII” Roberto Fernández, Historia de España nº 18. Historia 16, temas de hoy (1996)
- “El siglo de las Luces. Las bases intelectuales del reformismo” Carlos Martínez Shaw, Historia de España nº 19. Historia 16, temas de hoy (1996)
- “El fin del Antiguo Régimen. El reinado de Carlos IV” Enrique Giménez López, Historia de España nº 20. Historia 16, temas de hoy (1996)

viernes, 5 de diciembre de 2014

La desconocida España del Siglo XVIII (1ª parte)

En el siglo XVIII los reyes de la dinastía borbónica española Felipe V, Fernando VI y Carlos III implantaron desde 1700 a 1788 el llamado “despotismo ilustrado” como política de estado: en los territorios de la Corona no se reconoce más autoridad que la del Rey y a sus órdenes se unifica la legislación y se suprimen las aduanas interiores, desarrollándose reformas administrativas, fiscales, militares, educativas, científicas, tecnológicas, agrícolas, industriales y de infraestructuras como astilleros, canales y carreteras. En economía se sigue el “mercantilismo” que incentiva el comercio y la producción industrial nacional, defendida con barreras aduaneras que dificultan la importación de productos extranjeros. En política religiosa se sigue el “regalismo” que pone a la Iglesia bajo el control del rey especialmente desde el Concordato de 1753 que le permite elegir a sus mandatarios, actuando la Inquisición desde 1776 como una policía al servicio de la monarquía ilustrada con apenas residuales competencias religiosas. Y finalmente en política internacional la corona española pronto se pone en condiciones de defender sus intereses y dirigir su propio destino.

La familia de Felipe V
Los resultados de las reformas
 
Los cambios no tardan en ponerse de manifiesto y la prosperidad económica española del siglo XVIII se materializa en un aumento de población de ocho a diez millones de habitantes en la Península. España es uno de los primeros países donde se fundan reales academias de ciencias, artes y letras, academias militares, se realizan expediciones científicas y se reforman los planes de estudios universitarios con los mayores adelantos del momento. Los municipios de la España del siglo XVIII ya garantizaban los servicios de un médico, un boticario, un veterinario y sólo los más pequeños y pobres no garantizaban a un maestro, en cuyo caso sus funciones las hacía el párroco local: al finalizar el siglo más de la mitad de la población española está alfabetizada, igual que en el resto de los países de la Europa Occidental. Aparece y se desarrolla la prensa que difunde noticias, adelantos y polémicas. Se construyen astilleros en El Ferrol, Cartagena, Cádiz y La Habana que desarrollan una poderosa marina, las “Reales Fábricas” introducen y desarrollan nuevas técnicas de fabricación que se aplican en grandes centros fabriles como el complejo de manufacturas laneras de Guadalajara, se forman las “Reales Compañías” para incentivar el comercio, y se hacen grandes obras públicas como el Canal Imperial de Aragón, el canal de Tauste, el pantano de Lorca o la Acequia Real del Júcar. Se construye la primera red radial de carreteras pavimentadas españolas y una de las primeras de Europa, se fundan poblaciones en lugares despoblados como el asentamiento de inmigrantes alemanes en Sierra Morena…, así como en cada ciudad de España y la América española se hacen reformas urbanísticas en las ciudades con paseos y alamedas ajardinadas.
 
El ingeniero militar español Roque Joaquín de Alcubierre descubre y excava las ruinas de las antiguas ciudades romanas de Herculano en 1738 y de Pompeya en 1748, apareciendo así el arte neoclásico que imita estos hallazgos arqueológicos en toda Europa: hoy pocos pueblos y ciudades de España no tienen iglesias, viviendas, edificios y palacios construidos en este estilo del próspero siglo XVIII. La corte española siguió siendo una de las grandes cortes europeas protectoras de las artes, haciéndose en 1737 con los servicios del mítico cantante Farinelli venciendo en la subasta al resto de las monarquías de la época, construyéndose los palacios de los “reales sitios”, el Teatro Real y la Real Pinacoteca que forma la base del actual museo del Prado.
 
La política reformadora borbónica culminó en 1765 con la liberalización del comercio directo entre los puertos de España y de los virreinatos de la América española, facilitando el comercio al simplificarse los trámites administrativos y eliminar impuestos con resultados espectaculares: el puerto de La Habana pasó de un tráfico de seis naves comerciales al año en 1762 a superar las doscientas en 1768. En 1775 se fundan las “Sociedades de Amigos del País” en las principales ciudades y villas españolas para la promoción y difusión de mejoras a nivel local y asesoramiento a la Corona. Siguiendo las llamadas del padre Feijoo en 1726 o la del fiscal del Consejo de Castilla don Pedro Rodríguez Campomanes en 1775, por Real Resolución de 1778 se establece la libertad de enseñanza y trabajo para las mujeres en todas las labores, manufacturas y comercio eliminando cualquier legislación o costumbre local que pudiera haber en contra. Con la Real Cédula de 18 de marzo de 1783 se dignificaban los oficios manuales permitiendo a quien los ejercía el acceso a la administración pública así como el acceso a los títulos de hidalguía y nobleza, la de 2 de septiembre de 1784 se ampliaba a los hijos ilegítimos, y en 1788 a los niños de ambos sexos sin padres conocidos expuestos de las casas de acogida a los que sus rectores debían dar la debida educación y enseñanza en oficios y destinos. En 1785 en la universidad de Alcalá la primera mujer consigue el doctorado universitario, siendo la primera de Europa. Todo ello para la prosperidad y bien públicos en España e Indias.

La segunda parte puede verse en: http://opinionycultura.blogspot.com.es/2014/12/la-desconocida-espana-del-siglo-xviii-2.html

martes, 4 de noviembre de 2014

La ruta de las trincheras de la Guerra Civil: Sarrión

Los recuerdos de guerras y de batallas pueden transformarse en un recurso turístico más, sobre todo cuando ha transcurrido el tiempo suficiente para que la objetividad se imponga. En distintos lugares de Europa se organizan visitas turísticas a campos de batallas famosas, en donde se instalan paneles explicativos, se proyectan audiovisuales e incluso se crean museos monográficos.
En esta línea de turismo cultural relacionado con la historia se inscribe la actuación llevada a cabo por el ayuntamiento de Sarrión (Teruel), que ha creado una especie de “Ruta de las Trincheras”, poniendo en valor las fortificaciones defensivas allí existentes y que son una muestra del patrimonio histórico-militar de la Guerra Civil Española. (1936-1939).
En Sarrión, el Ayuntamiento ha llevado a cabo una experiencia piloto -la rehabilitación de las posiciones defensivas de la Guerra Civil Española-, contando con la colaboración del gobierno autonómico de Aragón y de la Unión Europea. Las trincheras están situadas en el oeste del término municipal, en lo alto de una serie de cerros pertenecientes a la Sierra de Javalambre. La visita turística a esta red de trincheras se inicia a unos once kilómetros de distancia de esta población turolense, situada a 991 metros de altitud sobre el nivel del mar, junto a la autovía que comunica Sagunt con Zaragoza. Esta nueva ruta, se inicia en las inmediaciones de una pequeña laguna, en dos direcciones. El primero de los itinerarios nos conducirá a una serie de posiciones defensivas, entre las que destaca un nido de ametralladoras sobre el Barranco de la Hoz y un “abrigo de pelotón” con su correspondiente trinchera de acceso, así como un aljibe con una curiosa construcción de piedra en seco. El segundo de los caminos nos permite llegar hasta el puesto de mando de batallón situado en lo alto de una colina, y complementado por una serie de trincheras, de refugios de tropa, de nidos de ametralladoras, puestos de observación y ramales de enlace entre las distintas posiciones militares. Resulta especialmente interesante la visita del puesto de mando de una compañía del ejército, por su estratégica ubicación y por los observatorios de que disponía.

Nido de Ametralladoras
Esta localidad aragonesa “estaba situada en la línea natural de penetración desde Teruel hasta Valencia, Castellón y Sagunt, por donde discurre la carretera nacional y el ferrocarril de Valencia a Zaragoza y el antiguo ferrocarril minero de Sierra Menera (de Ojos Negros a Sagunt). Sarrión constituía durante la contienda el vértice inferior del triángulo formado por Mora de Rubielos y Rubielos de Mora, por el este, y las posiciones defensivas situadas en las estribaciones de la Sierra de Javalambre, por el oeste. La ocupación de este sistema defensivo fue considerada como “punto clave” para ambos bandos. Primero, para las tropas nacionales, que iniciaban su ofensiva para la conquista de Valencia. Las trincheras y demás edificaciones militares cambiaron de mano varias veces, siendo utilizadas en unas ocasiones por el ejército republicano de Levante, al mando del general Menéndez (Republicano), y en otras ocasiones por el Cuerpo de Ejército de Castilla, al mando del cual se hallaba el teniente coronel Enrique Varela Iglesias (Nacional). Para recuperar todo este conjunto de posiciones defensivas, se han utilizado las técnicas de las excavaciones arqueológicas, con una rehabilitación manual que sigue el criterio de conservación de las formas originales, conservando el entorno natural. Se ha logrado así aunar la salvaguarda del patrimonio histórico relacionado con un conflicto bélico, con el medio natural…”.

La visita a esta serie de posiciones defensivas de Sarrión puede complementarse perfectamente con la realización de excursiones por la Sierra de Javalambre, en donde hallaremos una rica vegetación, desde sabinas albares y encinas hasta quejigos, pino albar y, en las zonas cercanas a las cumbres, enebros y sabinas rastreras. Además, merece la pena recorrer los centros históricos de algunas poblaciones, como Rubielos de Mora y Mora de Rubielos, y acercarse hasta Valdelinares y la Virgen de la Vega, Manzanera y Camarena de la Sierra. El propio Sarrión posee también interés turístico.

Extraído del artículo de Juan A. Calabuig. Diario Las Provincias. 12-05-2008

http://www.lasprovincias.es/ocio/escapadas/rutatrincheras.html

También en: http://turismo.sarrion.es/es/museo

sábado, 25 de octubre de 2014

La Mujer Etrusca

Es sabido, que en Grecia, Roma y Cartago la mujer desempeñaba un papel secundario, sin embargo esto no parece haber sido la situación general, tenemos pruebas de que entre los Etruscos, las mujer tenía un papel social más destacado y de ordinario no estaba tan apantallada por su marido. Naturalmente esto no fue muy bien entendido por observadores externos.
Por ejemplo, Teopompo de Quíos s. IV a. C. (citado por Ateneo en el libro 43 de sus “Historiae”) refiero lo siguiente: “Entre los tirrenos es costumbre arraigada que las mujeres sean propiedad común. Estas prestan mucha atención al cuidado de su cuerpo y hacen ejercicio desnudas. No comen con sus maridos, sino con quien se encuentren por azar en ese momento y beben a la salud de quien quieren. Pues son grandes bebedoras y muy bellas. Los tirrenos crían todos los niños que vienen al mundo sin saber de qué padre procede cada uno. También estos [niños] viven igual que quienes los crían... Cuando están en una reunión de amigos o en familia y han dejado de beber y quieren acostarse, los criados, con las luces todavía encendidas, les llevan unas veces hetairas, otras muchachos muy bellos, otras incluso mujeres...”

La Mujer Etrusca
Sarcófago etrusco. Museo del Louvre - Paris

Otros autores como Posidonio, también dan una imagen sesgada, criticando el sibaritismo y el desenfrenado estilo de vida de los etruscos, así como la costumbre de estar echado con las mujeres bajo una misma “manta” durante las comidas. También parece que las criadas andaban desnudas, al menos hasta que llegaban a la madurez. Relatos como estos nada halagüeños, crearon el prejuicio que griegos y romanos tenían sobre los etruscos.
Sin embargo, parece que estas opiniones de los griegos son sin duda exageradas, para empezar si miramos las pinturas sepulcrales de las tumbas etruscas en efecto vemos mujeres comiendo junto a los hombres, la verdad es que podría tratarse perfectamente de un matrimonio (cosa algo incompresible para un griego ya que ellos comían a parte de sus mujeres). En cuanto al reproche de un amor excesivamente libre (eso de elegir pareja al azar...) no parece muy sostenible, ya que las innumerables inscripciones sepulcrales, muchas de ellas verdaderos árboles genealógicos, parecen obsesionadas con el linaje y la procedencia familiar. La estructura interna de las tumbas etruscas también incide en la obsesión por la organización familiar, con una diferencia importante con respecto a Roma y Grecia: la mujer yace junto a su marido en pie de igualdad, y tiene un asiento propio en el vestíbulo de la tumba, que venía a ser una reproducción de la casa. Tal vez podríamos concluir que la mujer etrusca -a diferencia de la romana- participaba en las recepciones y en las conversaciones oficiales del señor de la casa. Por lo menos en su propia casa parece que las mujeres etruscas mandaban tanto como su marido. Más pruebas el respeto etrusco por la mujer: Al igual que todo varón etrusco la mujer poseía un praenomen propio (Clelia, Ati, Larthia,...) y no era simplemente como entre los romanos una “claudia”, una “fabia” o una “sabina”. Además como escribe el gran novelista de ficción Tito Livio: a la mujer etrusca le gustaba salir de casa y no la sonrojaban las miradas de los hombres a diferencia de la mojigatería que exhiben los romanos republicanos. Incluso según Livio participaba activamente en política, aunque quizá fuera más respecto a lo dicho antes sobre la participación en charlas sobre política con sus maridos.

BIBLIOGRAFÍA
- M. Guttentag / P. Secord (1983): Too many women? The sex ratio question, Sage: Beverly Hills, CA.

viernes, 3 de octubre de 2014

Senderos de Gran Recorrido en España

El senderismo es una manera diferente de hacer turismo, puesto que se disfruta de la naturaleza a la vez que se descubre cultura. En España hay gran cantidad de senderos, locales (PL), que en menos de un día se recorren; de pequeño recorrido (PR), que un día o dos se pueden hacer, y están los de gran recorrido (GR), que algunos en un par de días se recorren y para hacer otros necesitamos hasta un mes.
 
Aquí pongo un listado de los senderos de Gran Recorrido que recorren España. Es posible que falte alguno, pero constantemente se están añadiendo nuevos, y eso es bueno, como ya he dicho, otra manera de conocer los distintos territorios.
 
GR-1. Sendero histórico. Empúries (Girona) a Finisterre (A Coruña).
GR-2. La Jonquera (Girona) a Aiguafreda (Barcelona).
GR-3. Sendero central de Catalunya. Es un circuito que sale de Lleida y regresa de nuevo después de recorrer más de 1000 Km.
GR-4. Puigcerdá (Girona) pasando por Montserrat (Barcelona) a Mequinenza (Zaragoza).
GR-5. Sendero de los Parques Naturales. Sale de Canet de Mar (Barcelona) y llega a Sitges (Barcelona) dando toda la vuelta a la conurbación de Barcelona.
GR-6. Barcelona a Monserrat (Barcelona). Excursión de peregrinaje.
GR-7. De  Andorra al estrecho de Gibraltar.
GR-8. Ulldecona (Tarragona) a Villel (Teruel).
GR-9. Cañada real de las Provincias. Sale de Noain (Navarra) y llega a Larraun (Guipúzcoa).
GR-10. Puçol (Valencia) a Aldea del Obispo (Salamanca).
GR-11. Senda Pirenaica. Sale del Cap de Creus (Girona) a Vera del Bidasoa (Guipúzcoa).
GR-12. Va de Zuriza (Huesca) al Puerto de Kruzeta (Álava).
GR-13. Cañada Real de los Roncaleses. Va del puerto de Lazar hasta las Bárdenas Reales en Navarra.
GR-14. Senda del Duero. Va de San Martín de Rubiales hasta Villafranca de Duero en Valladolid.
GR-15. Senda prepirenaica. Va del Pont de Suert (Lleida) a Acumuer (Huesca).
GR-16. Senderos del Serrablo. Va de Biescas a Nocito en Huesca.
GR-17. Sendero Mariano. Va de Barbastro a Torreciudad en Huesca.
GR-18. Senderos de La Ribagorza. Va de Fonz (Huesca) a Aneto (Lleida).
GR-19. Senderos del Sobrarbe. Va del refugio de Biadós a Muro de Roda en Huesca.
GR-20. Vuelta a Aralar (Navarra - Euskadi).
GR-21. Camino Ignaciano. Va de Javier (Navarra) a Loiola (Guipúzcoa).
GR-24. Senderos de Calatayud, Daroca y Gallocanta. Va de Aldehuela de Liestos a Peracence (Teruel).
GR-25. Vuelta a la Llanada Alavesa a pie de Monte. Es un circuito que sale de Nanclares de la Oca (Álava).
GR-26. Senda de Tierra de Campos. Va de Valladolid a Mayorga (León).
GR-27. Senda del valle Esgueva. Va de Valladolid a Encinas de Esgueva.
GR-30. Montes Torozos. Es un circuito que sale de Valladolid.
GR-33. Sender de la Lluna plena. Va de Castelló de la Plana a Sant Joan de Penyagolosa (Castelló).
GR-34. Donostia a Arantzazu en Guipúzcoa.
GR-35. Camino de la Transhumancia. Va Va del Puerto de Lizarrusti a Aizarna (Guipúzcoa).
GR-36. Sierra de Espadán. De Vilavella a Montanejos entre Castellón de la Plana y Valencia.
GR-37. Vías Pecuarias. En los límites de la provincia de Valencia con Teruel y Cuenca.
GR-38. Ruta del vino y del pescado. De Oyón (La Rioja) a Otxandio (Álava).
GR-39. Cañada de la Mesta. Va de la ermita de la Virgen de Veredas a Fuenteovejuna (Córdoba).
GR-40. Cañada Real Soriana. Va de Córdoba a la ermita de la Virgen de Veredas (Córdoba).
GR-41. Cordel de las Buervas. Va de Barrancos (Portugal) a Sevilla.
GR-42. Cañada Real Leonesa Occidental. Va de Aroche (Huelva) a Segura de León (Badajoz).
GR-43. Cordel de la Campiña. Va de Córdoba a Santiago de Calatrava (Jaén).
GR-45. Senderos del Somontano. Va de Bierge a Colungo en Huesca.
GR-47. Camino de las Minas. Va de la ermita de Santa Eulalia a Cañaveral de León en Huelva.
GR-48. Sierra Morena. Va de Barrancos (Portugal) a Santa Olalla de Cala (Jaén).
GR-53. Sendero panorámico de Vigo (Pontevedra).
GR-56. Sendero transourensano. Provincia de Ourense.
GR-58. Sendero das Greas. Provincia de Pontevedra.
GR-63. Senda Viriato. Recorre la Sierra de San Vicente (Toledo).
GR-65. Camino de Santiago. Tiene tres ramales. uno que parte de Roncesvalles (Navarra), otro del puerto de Somport (Huesca) y otro de Tarragona que convergen hacia Santiago.
GR-66. Sendero Castellano Manchego. Va del Puente de Martinete (Cuenca) a Cuenca.
GR-67. Alcaraz - Hellín (Albacete)
GR-68. Sierra de Segura (Albacete)
GR-71. Sendero de la reserva de Saja. Va del balneario de Corconte (Cantabria) a Sotres (Asturias).
GR-72. Ruta de los Campurrianos. Va de Santillana del Mar a Reinosa (Cantabria).
GR-73. Calzada de los Blendios. Va de Herrera de Pisuerga (Palencia) a Suances (Cantabria).
GR-74. Corredor oriental de Cantabria. Va de Ramales de la Victoria a Reinosa en Cantabria.
GR-75. Senda de los Valles de Cantabria. Va de Castro Urdiales a Potes (Cantabria).
GR-82. Ruta de la Sierra de la Demanda. Recorrido por la Sierra de la Demanda (Burgos).

GR-7 cerca de Requena.
GR-84. Montaña de Sanabria. Recorre el Parque Natural del Lago de Sanabria (Zamora).
GR-85. Ruta de los Sentidos. Recorre Las Merindades, en la provincia de Burgos.
GR-86. Sendero Ibérico Soriano. Va entre Ágreda y Almazán (Soria).
GR-88. Sendero Segoviano. Va de Pontón de la Oliva (Guadalajar) a San Lorenzo de El Escorial en Madrid, pasando por la provincia de Segovia.
GR-89. Canales de Castilla. Va de Valladolid y Medina de Rioseco en dos ramales que se encuentran en Palencia a Alar del Rey.
GR-90. Tierras del Moncayo y Sistema Ibérico. Va de Tarazona a Badules en Zaragoza.
GR-92. Sendero Mediterráneo. Va de Portbou (Girona) a Ulldecona (Tarragona).
GR-93. Sierras de La Rioja. De Cornago a Ezcaray en La Rioja.
GR-94. Sendero rural de Galicia. Va de Vigo (Pontevedra) a Santiago (A Coruña).
GR-96. Camí romeu a Montserrat. Va de Vallvidrera a Montserrat (Barcelona).
GR-98. Vuelta a la reserva de la biosfera de Urdabai. Se trata de un circuito que sale de Gernika (Vizcaya).
GR-97. Camí Romeu a Montserrat. De Sant Celoni a La Beguda Alta (Barcelona).
GR-98. Vuelta a Urdabai. Recorre la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, sendero circular que sale y vuelve a Gernika (Vizcaya).
GR-99. Sendero del Ebro. Se inicia en Fontibre (Cantabria), el nacimiento del Ebro y siguiendo su ribera llega hasta Riumar (Delta de l‘Ebre).
GR-100. Ruta de la Plata. Va de Mérida (Badajoz) a Astorga (León).
GR-101. Camino Real de la Mesa. Va desde Astorga hasta el interior de Asturias.
GR-105. Ruta de las Peregrinaciones. Va de Oviedo a Covadonga (Oviedo).
GR-106. Ruta de San Melchor. Va de Oviedo a Cortes (Asturias)
GR-107. Camí dels Bons Homes. Va de Queralt (Barcelona) a Montsegur (Francia).
GR-109. Asturias interior. Va de Panes a Santa Eulalia de Oscos (Asturias)
GR-111. Ruta de la Comarca de la Vera. Va desde Madrigal de la Vera a Gargüera de la Vera (Cáceres).
GR-120. Ruta de los Tres Templos. De Azpeitia y el Santuario de Loyola a Aránzazu (Guipúzcoa).
GR-121. Vuelta a Guipúzcoa.
GR-123. Vuelta a Vizcaya.
GR-124. Senda Real. Va de Madrid a Manzanares el Real (Madrid)
GR-125. Ruta Hernandiana. Recorre el sur de la provincia de Alicante por los lugares en los que vivió Miguel Hernández.
GR-130. Camino Real de la Costa. Isla de La Palma (Canarias).
GR-131. El Bastón. Del Puerto de Tazacorte a Punta de Fuencaliente (Isla de La Palma).
GR-140. De la Nieve a la Arena. Desde el Puerto de La Ragua (Sierra Nevada) al Cabo de Gata (Almería).
GR-141. Gran Senda de la Serranía de Ronda. Ruta circular por la Sierra de Ronda (Málaga).
GR-142. Sendero de la Alpujarra. Va entre Lanjarón (Granada) y Fiñana (Almería).
GR-160. Camino del Cid. Recorre la ruta que siguió El Cid desde su destierro hasta Valencia y alrededores. Va de Vivar del Cid (Burgos) a Orihuela (Alicante).
GR-170. Va desde L’Estany (Barcelona) a Vidrà (Girona).
GR-171. Pinós (Lleida) a Paüls (Tarragona).
GR-172. Bellprat a La Mussara en Tarragona.
GR-173. Circuito circular por la comarca del Vallès Occidental.
GR-174. Sender del Priorat. Va del coll de la Teixeta a Albarca en Tarragona.
GR-175. Ruta del Cister. Santes Creus - Pla de Santa María - Montblanc - Poblet - Espluga de Francolí - Montblanquet - Vallbona de las Monges - Forès - Puente de Armentera - Santes Creus.
GR-176. Ruta de las Ermitas Románicas. Va de Navàs a Puig-reig (Barcelona).
GR-177. Ronda del Moianés. Por las comarcas catalanas de Bages, Osona y Vallès Oriental.
GR-181. Ruta de los Caminos Históricos de Entresierras. Va entre Los Santos y El Tornadizo (Salamanca).
GR-186. Caminos de Medina. Entorno a la población de Medina de Pomar (Burgos)
GR-190. Altos Valles Ibéricos. De Ezcaray a Ortigosa de Cameros (La Rioja)
GR-192. Camí del Vent. Va de Cambrils a Amposta (Tarragona).
GR-200. Ruta de los Palacios. Va toda por el municipio asturiano de Llanera.
GR-201. Senda del Arcediano. Une el valle de Sajambre (León) con el municipio asturiano de Amieva.
GR-202. Ruta de la Reconquista. Covadonga - Puente Poncebos - Sotres - Cosgaya (Asturias).
GR-203. Por donde anda el Oso. Recorre el municipio asturiano de Cangas del Narcea.
GR-220. Vuelta a la cuenca de Pamplona. Va de Belascoáin a Zabaldica.
GR-221. Ruta de La Pedra en Sec. Recorre la sierra de Tramuntana (Mallorca).
GR-222. Ruta de Artà a Lluc (Mallorca).
GR-223. Camí de Caballs. Ruta que bordea la costa de la isla de Menorca.
GR-229. Sendero Mikeldi. Recorre el Duranguesado (Vizcaya).
GR-236. Ruta de los Monasterios. Va desde Gandía a Alzira (Valencia).
GR-240. Sendero Sulayr. Circuito circular pro Sierra Nevada (Granada).
GR-241. Sendero Circular de Borredà. Recorre el termino del municipio de Borredrà (Barcelona).
GR-249. Gran Senda de Málaga. Recorre la provincia de Málaga.
GR-280. Uribe Kosta. Recorre la Comarca de Uribe (Vizcaya).
GR-282. Senda del Pastoreo. Transcurre por espacios naturales de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra y Castilla y León.
GR-283. Ruta del queso Idiazábal. Recorre el interior de Guipúzcoa.
GR-290. Sendero Dos Aguas. Recorre la Sierra de la Demanda entre Burgos, La Rioja y Soria.     
GR-300. Círculo al Embalse de El Atazar (Madrid).