lunes, 18 de enero de 2016

El porqué de algunas cosas

Al visitar el Palacio de Versalles, en París, observamos que el suntuoso palacio, no tiene baños. En esa época, siglos XVII-XVIII, no existían: ni cepillos de dientes, ni desodorantes, y mucho menos papel higiénico. Las heces y orinas humanas eran tiradas por la ventana del palacio. En un día de fiesta, la cocina de Palacio era capaz de preparar un banquete para 1500 personas sin la más mínima higiene.
Vemos en las películas a la gente siendo abanicada. La explicación no está en el calor, sino en el mal olor que desprendían las personas por debajo de los ropajes (eran hechos a propósito para contener los olores de las partes íntimas porque no se lavaban).
Tampoco había costumbre de bañarse por la falta de calor en las habitaciones y de agua corriente. Así el mal olor era disipado por el abanico. Pero sólo los nobles tenían lacayos que hacían esta labor. Además de disipar el aire también espantaban insectos que se acumulaban a su alrededor.
Quien haya estado en Versalles se habrá maravillado con sus jardines, enormes y hermosos pero que en la época eran mas usados que contemplados, ya que se usaban como retretes en las fiestas promovidas por la Realeza, puesto que no tenían baños y se reunía una gran cantidad de personas.

Palacio de Versalles

Desde la Edad Media la mayoría de las bodas se celebraban en el mes de Junio, al comienzo del verano. La razón era sencilla: el primer baño del año era tomado en Mayo, y así en Junio, el olor de las personas aún era tolerable. Asimismo, como algunos olores ya empezaban a ser molestos, las novias llevaban ramos de flores al lado de su cuerpo y en los carruajes para poder disfrazar el mal olor. Así nace el dicho de Mayo como mes de las novias y la tradición del ramo de novia.
Los baños eran tomados en una bañera enorme llena de agua caliente. El padre de la familia era el primero en tomarlo; luego los otros hombres de la casa (por orden de edad) y después las mujeres, también en orden de edad. Al final niños y bebés (los últimos). Claro que cuando se llegaba a ellos su turno, fácilmente se podía perder un bebé dentro del agua de lo sucia que podía estar.
Los tejados de las casas no tenían bajo tejado y en las vigas de madera se criaban toda clase de animales: gatos, perros, ratas y otros bichos. Cuando llovía las goteras forzaban a los animales a bajar. De esto nació la expresión ‘llueven perros y gatos’, típica anglosajona.
Los más ricos tenían platos de estaño. Ciertos alimentos oxidaban el plato y hacia que mucha gente muriese envenenada que, unida a la falta de higiene de la época se hacía muy frecuente. Los tomates, que eran ácidos y provocaban este efecto fueron considerados tóxicos durante mucho tiempo. En los vasos ocurría lo mismo donde, al contacto con whisky o cerveza hacia que la gente entrara en un estado narcolepsico, producido tanto por la bebida como por el estaño.
Alguien que pasase por la calle y viese a alguien en este estado podía pensar que estaba muerto y ya preparaban el entierro. El cuerpo era colocado sobre la mesa de la cocina durante algunos días y pasaba con la familia mientras ellos comían y bebían esperando que el finado volviese en si o no. De esta acción surgió el velatorio que hoy se hace junto al cadáver.
Los lugares para enterrar a los muertos eran pequeños y no había siempre suficiente sitio para todos. Los ataúdes eran abiertos y retirados los huesos para meter otro cadáver. Los huesos eran depositados en un osario. Pero,…, a veces al abrir los ataúdes, se percibía que el enterrado había arañado la tierra, y por lo tanto, había sido enterrado vivo.
En esta época surgió la idea de, al cerrar el ataúd, agarrar a la muñeca del difunto un hilo, pasarlo por un agujero del ataúd y atarlo a una campanilla sobre la tierra.
Si el individuo estaba vivo solo tenia que tirar del hilo y sonaría la campanilla y seria desenterrado ya que una persona estaba al lado del ataúd durante unos días. De esta acción surge la expresión “Salvados por la campana”, que usamos hoy día.

jueves, 7 de enero de 2016

Festividades romanas por meses: Enero

Festividades romanas por meses: Enero

Ianuarius es el mes dedicado a Jano. A él se dedican todas la mañanas (Janus matutinus) y el inicio de los meses (calendas). Este mes le pertenece por ser en el que se inicia la prolongación de los días. Jano es uno de los dioses más antiguos del panteón romano y se le representa con dos caras: una que mira hacia delante y otra que mira hacia atrás. Sus leyendas están ligadas a los orígenes de la ciudad de Roma. Él reinó durante la Edad de Oro, que se caracterizaba por la bondad de los hombres y la abundancia de todos los bienes. Después de su muerte, Jano fue divinizado. Él fue el primero en inventar naves que hacían el recorrido desde Italia hasta Tesalia, así como la moneda, que por eso lleva dos caras.
Jano es también el dios de las puertas. El que abre (patulcius) y el que cierra (clusivius). Su lugar de culto se situaba en una de las colinas romanas que por él recibió el nombre de Ianículum y sobre la cual el rey Anco Marcio construyó una fortificación cuyo fin era el de proteger el puerto sobre el Tíber y el camino de los mercaderes hacia Etruria.

IANUARIUS (ENERO)

1 de Enero: Calendas de Enero: Desde el año 45 a. C., Julio Cesar, siguiendo el calendario egipcio, lo instituyó como el primer día del año solar.
Es el día de las “estrenas” en honor de la diosa sabina Strenia, de donde deriva la palabra estrenar, ya que existe la costumbre de hacerse regalos mutuos.
En Grecia esta fiesta se dedica a Dionisos desde la noche anterior, en la que se despide al año. Corre el vino en abundancia, los hombres se visten de mujeres o de animales cornudos, por lo que San Paciano, obispo de Barcelona el siglo IV, lamentaba que los cristianos celebraran las “Kalendas Ianuarias”.
También San Isidoro de Sevilla condenaba estas fiestas: “Algunos, a causa de la citada fiestas pagana, se manchan el mismo día con la observación de los augurios, hacen gritería y danza, cometiendo otra que es más torpe iniquidad, pues se unen los de uno y otro sexo formando cuadrilla, y la turba de depauperado espíritu se excita con el vino.”
5 de Enero: Compitalia: Fiesta de los muertos. En este día se colocan muñecos en las casas, que evocan los espíritus protectores de los muertos, con el fin de ser protegidos de la enfermedad y de la muerte.
6 de Enero: En esta noche se celebra la festividad del dios Aiôn, personificación del tiempo como instante y eternidad, ya que ésta se renueva constantemente en el instante: “En esta hora ha parido hoy Kore a Aiôn”. Kore o Perséfone es hija de Deméter y Aiôn una divinidad oriunda del Alejandría. Es el tiempo antes que Cronos: el tiempo del Caos, así como el rostro invisible de Jano (Ianus-iana-Aiôn), y la personificación del llamado Tercer Ojo por los hindúes.
9 de Enero: Agonía: Juegos agonísticos o de lucha en honor de los héroes, como Aquiles o Hércules. El héroe es el hijo de un dios y una mujer, cuyo destino está marcado por grandes proezas que implican un valor excepcional. Es un intermediario entre los humanos y la divinidad. A los héroes se les sacrificaba al atardecer o por la noche animales machos de color negro.
11 de Enero: Primeras Carmentalia: Fiestas en honor de la diosa Carmenta y de Juturna. El Flamen Carmental ofrecía un sacrificio incruento, pues como Carmenta era diosa de los nacimientos no podía tener ninguna relación con la muerte. En este día se profetiza en verso en honor de esta diosa protectora de las mujeres y de los poderes proféticos. Algunos ejemplos de estas profecías son: “Una furiosa tempestad no causa terror durante un año entero. Créeme, tus días tendrán también primavera”. Algo equivalente significa nuestro refrán “no hay mal que cien años dure, ni bien que nunca se acabe”.
12 de Enero: Leneas: fiesta orgiástica de la Ménades o seguidoras de Dionisos (Baco), el dios del vino y del éxtasis. Se celebra al dios con danzas estáticas al son de las castañuelas y los tamboriles. Más tarde, con todo el pueblo que desee participar, se organiza una procesión en la que se celebran justas de palabras entre los concursantes, subidos sobre carros, y los espectadores. En esta fiesta se encuentra el origen de nuestros concursos cómicos.
13 de Enero: Idus de Enero: Los idus coinciden con la mitad del mes lunar y están en relación con los períodos de fecundidad o esterilidad de las mujeres. Los idus se celebran el 13 de cada mes, excepto los de marzo, mayo, julio y octubre que son el día 15. En este día el sacerdote ofrece a las llamas las entrañas de un carnero castrado. Es un día dedicado a Júpiter, en el cual el emperador Octavio se dio el título de Augusto.

Escultura del Dios Jano (Museos Vaticanos)

15 de Enero: Segundas Carmentalia: Fiesta en honor de Carmenta y de sus hermanas, Antevorta y Posvorta. El origen de esta fiesta se remonta a la ocasión en que las matronas romanas se negaron a tener hijos en protesta por la derogación del privilegio de ir en carro. Una vez que los senadores revocaron la prohibición, las matronas erigieron un templo a Carmenta e instituyeron esta fiesta.
19 de Enero: Vigilia de Thor: El héroe Thor es el equivalente germano de Hércules. Esta noche se celebra un gran festín a base de carne de buey, salmón, cerveza e hidromiel.
20 de Enero: Fiesta de Thor: Tienen lugar competiciones de “boomerang” en recuerdo del martillo de Thor, que después de ser lanzado siempre volvía a sus manos. Se continúa con el festín de la noche anterior.
25 de Enero: En este día el sol atraviesa el extremo norte de la Vía Láctea, trasunto estelar del Camino de Santiago, a lo largo del cual ha de realizarse la Gran Obra de los alquimistas. Es decir, una conversión profunda que conduce a una cosmovisión renovadora. La Iglesia Católica aprovecha esta fecha para celebrar la conversión de San Pablo, es decir, su caída del caballo en el camino de Damasco, antigua ruta del Sol.

La transformación total por el fuego culminará el 2 de febrero, día de las luces.